Durante la primera, se hace un análisis de actores y de viabilidad de la iniciativa pero sobre todo se debe poder responder la pregunta de si es o no necesaria una ley para resolver el problema. En la segunda, se da el proceso de creación de ley que implica la lectura, discusión y aprobación de la iniciativa. Por último la tercera, que me atrevo a decir que en nuestro país es nula, es el análisis de los efectos que tuvo la iniciativa y, por ende, si ésta cumplió o no con sus fines.
La parálisis en la creación de leyes que ha tenido el Congreso durante este año y el pasado ha sido para muchos alarmante. Yo considero que ante la incapacidad de análisis pre-legislativo puede que haya sido beneficioso que no pasaran muchas, porque los resultados de las que han pasado no han sido positivos todo lo contrario, han sido sujetos de inconstitucionalidades y han causado desórdenes administrativos que finalmente paga el ciudadano.
Esta situación no es exclusiva de Guatemala. En México cuando se discute la posibilidad de extender los periodos de sesiones ordinarias se ha argumentado que es mejor que los periodos sean cortos. Esto debido a que si los periodos son cortos las agendas se tienen que priorizar y el Congreso en lugar de ser una máquina productora de leyes, muchas veces de “mala calidad”, discuten y aprueban las leyes que han sido analizadas y las que son verdaderamente prioritarias.
Según nuestra legislación, la agenda del Congreso la propone la Junta Directiva a la Junta de Jefes de Bloque y posteriormente se aprueba en el Pleno. Es un proceso eminentemente político y se juegan muchos intereses durante esa propuesta. Teóricamente, cada Bancada tiene una agenda legislativa clara y en dirección de ejecutar la misma es que trabajan.
En nuestro Congreso pareciera que ninguna Bancada la tiene. Si la tuvieran, no hubieran votado la mayoría por el paquete fiscal y posteriormente por la amnistía. Parece que no tienen una agenda, es decir una lista de iniciativas que quieren promover que sea congruente con la ideología de su partido y con las promesas hechas en campaña, y que políticamente quieran promover y defender.
Más bien, la agenda aquí se mueve por Don Dinero, el poder y la política dejan de ser arte y es eso una de las razones por las que no hay institucionalidad en los partidos políticos. Pregúntese usted, cuál sería la próxima agenda legislativa, atrévase a adivinar qué propondrían los diputados por los que usted votó. Seguramente, no responderá a la ideología del partido sino a otro tipo de interés.