«Killing in the Name»

¿Por qué? Tal vez por la energía desplegada sobre el escenario por un Zack de la Rocha al interpretar sus letras furiosas en esa fusión de rap y metal que lograba sintetizar a la perfección la guitarra de Tom Morello y el bajo de Tim Commerford, como en la canción que da nombre a esta columna, Killing in the Name, ese himno anti-Ku Klux Klan:

Some of those that work forces
are the same that burn crosses…

El ideario político de la banda, comprometido con un discurso de izquierda, anarquista, anticapitalista, antimperialista y anticorporaciones, se puede sintetizar en ese concierto en el 2000, frente al Staples Center de Los Ángeles, en el cual se celebraba la convención demócrata que nominaría a Al Gore como candidato a las elecciones de ese año.

Rolling Stone recuerda los hechos con un De la Rocha que gritaba: «¡Nuestra democracia ha sido secuestrada!». Mientras tanto, la banda empezaba a tocar Bulls on Parade. De la Rocha continuaba: «En este país, nuestras libertades electorales están acabadas mientras sean controladas por corporaciones. No vamos a permitir que estas calles sean tomadas por los demócratas o por los republicanos».

Algo semejante sucedió en 2008 en Minneapolis, esta vez durante la convención republicana que nominó a John McCain. En esa ocasión, los Rage saltaron al escenario y permanecieron varios minutos en silencio, vestidos con monos naranja, como los presos en Guantánamo.

Se tiende a romantizar la figura de De la Rocha cantando en frente de la bolsa de Wall Street, en ese video dirigido por Michael Moore para Sleep Now in the Fire, con la advertencia final de que «no money was harmed», pese a que la filmación del video habría detenido la jornada de la bolsa.

 De la misma forma, no se puede pasar por alto el poderoso discurso de Freedom, que relata la cacería humana que terminaría con el encarcelamiento del activista indígena Leonard Peltier, acusado del asesinato de dos agentes del FBI en 1975. En cierta forma, los Rage podrían traer a la mente a Bob Dylan cantando sobre Hurricane.

 Sin embargo, en medio del glamur de izquierda y de esa poderosa combinación de rap y metal, hay que reconocer ese enorme vacío de contenidos en Rage Against the Machine que llevó a sus integrantes a creer que su credo era aplicable a cualquier contexto. Por esta máxima da lo mismo cantar por el EZLN que por Sendero Luminoso o por los renegados del funk. En 1993, Rage presentó Shining Path, su canción dedicada a la organización terrorista peruana. En el video, la banda canta dentro de una jaula, en plena alusión a Presidente Gonzalo, presentado por el gobierno de Fujimori a la prensa de esa forma y en un uniforme a rayas.

Tal vez las personas mantenidas en cautiverio y obligadas a trabajar en condiciones de esclavitud por los senderistas en la Amazonía peruana durante 30 años y liberadas apenas en junio de 2015 estarían felices de agitar sus cabezas al ritmo de las letras de De la Rocha.

Sin embargo, muchos de los fanes de Rage Against the Machine no les prestan atención a estos detalles. Se le puede preguntar a Paul Ryan, el candidato a vicepresidente por los republicanos en las pasadas elecciones de los Estados Unidos, que reconoció como una de sus bandas favoritas a los Rage. ¿Cómo es posible que el entonces arquitecto de la construcción de la derecha republicana disfrutara de la música de una banda radicalmente opuesta a su filosofía política? Fácil. El mismo Ryan reconoció que a él le gustaba la música, pero no la letra.

Así nos va en estos tiempos apocalípticos.

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