El cuarto de guerra

Es el recinto del comando central, donde la información se analiza y transforma para convertirse en acciones concretas. Y en los procesos electorales cada partido político tiene ya su propio comando central o cuarto de guerra, desde donde el día de la elección se monitorean los hechos.

Los candidatos (particularmente los que aspiran a la presidencia) se reúnen con familia, amigos, colegas y asesores por lo general en una suite de hotel. Se rentan también varias habitaciones. Pero el candidato está siempre en contacto con su cuarto de guerra.

El día de elección, desde temprano se monitorea el comportamiento del elector, particularmente en los distritos que son vitales (bastiones) para el candidato. En los contextos donde el acarreo político es posible, es fundamental asegurarse de que los caciques cumplen su palabra movilizando el voto con la velocidad y el volumen que resulten necesarios. El cuarto de guerra mantiene los ojos en el exterior y se comunica permanentemente para determinar qué estrategias seguir. En los contextos donde el acarreo político no es un vicio presente, el partido tiene una estructura física (generalmente conformada por jóvenes voluntarios) que se asegura de visitar a los votantes registrados y de motivarlos al voto.

El candidato está siempre en contacto con su cuarto de guerra.

El cuarto de guerra monitorea, además, las tendencias iniciales, las cuales se comienzan a delinear con las encuestas a boca de urna. Por lo general, según el desempeño, se abstrae el comportamiento de la votación para determinar si el pico será alto o si el crecimiento de votos será un proceso lago y pausado mientras los datos siguen fluyendo. Pero, en esencia, el cuarto de guerra tiene dos tareas fundamentales: 1) preparar la reacción del candidato ante un evento complicado (por ejemplo, aceptar la derrota) y 2) prepararse para los eventos críticos, como, por ejemplo, una elección reñida sin claro ganador o el escenario siempre aterrador de desconocer el resultado de una elección. Allí se preparan las letras que el candidato expondrá en público y se discute la estrategia que regirá la imagen pública en los últimos momentos.

Todo el inicio de la campaña y el arduo trabajo de recorrido territorial, de asistencia a foros, de sesiones de fotos, de preparar discursos…, todo, en última instancia, fue diseñado para apoyar los esfuerzos que se consolidan en el cuarto de guerra. Y allí es donde los momentos más intensos de la elección se materializan.

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