¿De vuelta a la Guerra Fría?

Y no parece faltarle razón. Asistimos al descalabro de las fronteras creadas en Medio Oriente por el colonialismo británico, que se diluyen con el surgimiento del califato de EIS, que se extiende  ahora mismo entre Siria e Irán, agravando los conflictos ya existentes en la región e involucrando a naciones como Líbano, que se ven forzadas a combatir a células yihadistas en sus fronteras.

Hemos visto también el conflicto de Ucrania, que empezando por la salida de Yanunkovich, pasó a la anexión rusa de la península de Crimea, siguió por el acto terrorista del derribo del MH 17 por separatistas rusos, y por el momento culmina con la respuesta rusa a las sanciones económicas de la UE y Estados Unidos, con la prohibición de importar productos con este origen, que parecen abrir una importante oportunidad económica para América Latina –especialmente para Brasil.

A todo esto debe sumarse Gaza. La brutal ofensiva militar israelí, que parecería seguir el  diseño de la diputada Ayelet Shaked, ha llevado a la ONU a abrir una investigación sobre Crímenes de Guerra, que ha sido violentamente rechazada por gobierno israelí. El conflicto en  Gaza ha alimentado el resurgimiento de un vergonzoso antisemitismo  siempre presente en varios países de Europa y en los Estados Unidos.

¿Cómo hemos llegado a este caos? Hay varias respuestas, que pueden explicarse en un curioso tránsito: De la caída del muro de Berlín, pasamos al fin de la historia de Fukuyama, para asistir a la muerte del derecho internacional con la invasión a Irak – sí ,la mentira de las armas destrucción masiva sostenida por Collin Powell con fotografías satelitales en el Consejo de Seguridad de la ONU– para llegar a una disputa de súper poderes –Estados Unidos, la Unión Europea y Rusia– que son colosos de pies de barro, afectados por una debilidad económica y en el caso de Estados Unidos, por una polarización de su sistema político, y un debilitamiento de su política exterior que se basa en el espionaje sistemático a sus aliados y adversarios.

Mientras, China acrecienta su poder, dejando en el olvido a Tiananmen, a través de la diplomacia de los préstamos del China Development Bank se hace con los recursos naturales de varias naciones sudamericanas.

¿Qué significa para Centroamérica una nueva Guerra Fría? El resurgimiento de los conflictos armados en la región parecería estar muy lejos –a menos que se haga caso a la visión de los círculos radicales de derecha que llaman a cazar comunistas. Sin embargo, la fragilidad del Estado de Derecho y la captura de la estructuras de gobierno por parte de diversos grupos de poder invitan a pensar en escenarios complejos para la región, que sigue buscando fórmulas para mejorar la seguridad pública, y superar la miseria y el hambre.

Por cierto, Schamis concluye su columna señalando que al menos en el siglo anterior sabíamos bien quienes eran los violadores de derechos humanos y no nos callábamos ante esos crímenes. Creo que podríamos acotar que seguimos sabiendo quienes cometen o cometieron esos crímenes, pero quienes callan, lo hacen por conveniencia o complicidad. ¿Hemos llegado a transar con nuestras libertades?, la amarga respuesta parece ser un sí sinvergüenza.

* http://internacional.elpais.com/internacional/2014/07/20/actualidad/1405817807_957186.html

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