Caso FIFA: debe ser solo el principio

Sin embargo, pese a ser un secreto a voces, no se había hecho nada. Y al igual que con las aduanas, tuvo que ser una instancia no guatemalteca la que procediera a la investigación y a iniciar la persecución penal de los criminales corruptos que se enriquecen robando recursos públicos destinados al deporte en Guatemala. Esta reflexión llama entonces a levantar la voz crítica y a preguntar por qué en años anteriores el Ministerio Público y la Contraloría General de Cuentas no hicieron nada. Vamos. Insisto: que haya corrupción en el deporte nacional no era precisamente un secreto.

Pues bien, tuvieron que ser las autoridades estadounidenses las que hicieran la investigación en la que están involucrados varios directivos de la FIFA, la UEFA, la Conmebol, la CBF y la Concacaf, prácticamente toda la institucionalidad del futbol internacional y nacional, y hasta un magistrado suplente de la Corte de Constitucionalidad. Considero que estas investigaciones deberían continuar y alcanzar al Comité Olímpico Internacional, al Comité Olímpico Guatemalteco (COG), a la Confederación Deportiva Autónoma de Guatemala (CDAG) y a toda la institucionalidad del deporte guatemalteco, federado y no federado. La corrupción en todas estas instituciones también es un secreto a voces.

Ojalá no tengamos que esperar a que la Cicig, la Fiscalía estadounidense o alguna otra instancia internacional sea la que realice las investigaciones. Recientemente, con el apoyo de la Cicig, el Ministerio Público ha dado muestras de esperanza en cuanto a que sí es posible. Menos alentadora es la Contraloría General de Cuentas en cuanto a hacer su trabajo correctamente. Valga el escándalo actual de la FIFA para incentivar las investigaciones en las demás instituciones del deporte guatemalteco.

Creo que nadie discute la importancia de apoyar y fomentar el deporte en Guatemala. Entre otras muchas razones de peso, porque ayuda a sanear nuestra juventud y a prevenir su captura por parte del crimen y la violencia. Nuestra misma Constitución Política de la República así lo reconoce en su sección sexta (artículos 91 y 92), en la que se establecen la autonomía del deporte, su exención de toda clase de impuestos y asignaciones presupuestarias específicas, que en 2016 alcanzarán los 447 millones de quetzales. Esto no es poca cosa. Y por desgracia se ha vuelto un botín para corruptos y mafiosos, en detrimento de los atletas y deportistas.

Sí. Por desgracia, la nobleza del deporte se ha convertido en una sombrilla que encubre la perpetración de algunas de las acciones más innobles, perversas y sucias. Y no solo es la corrupción de los servidores públicos que se aprovechan de los privilegios que la Constitución establece para el deporte olímpico, federado y no federado, sino también la de empresarios que igualmente enarbolan la bandera de la nobleza del deporte para lucrar con descaro voraz. El mejor ejemplo de esta voracidad es el adefesio legislativo que en el Congreso está identificado como la iniciativa de ley número de registro 4538, Ley de creación de fundaciones para el fomento, la financiación y el seguimiento de deportes de alto rendimiento. Ya en este espacio he manifestado que considero perverso aprovecharse de nuestros atletas para obtener privilegios fiscales, a todas luces injustificados.

Las investigaciones y capturas que han realizado las autoridades estadounidenses en el escándalo actual de la FIFA son un gran paso adelante. Sin embargo, deben ser solo el principio. Pasos a seguir serían denegar cualquier privilegio fiscal disfrazado de apoyo al deporte y proceder a investigaciones que desmantelen la corrupción que también corroe a la CDAG y al COG.

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