Quédate (canción de súplica y alabanza a la Maquila)

Hay semanas en que la vida nacional se parece demasiado a una broma de los Monty Python, semanas en que parece que cada declaración, cada propuesta, cada cifra que se elevan al debate público han sido concebidas por un sumo satírico que se ríe entre dientes con su humor corrosivo, semanas en las que habría que reír si no dieran tanto miedo, semanas en las que un país se caricaturiza a sí mismo. Semanas como estas.

En que descubrimos que los niños que migran son más (muchos más) de lo que estábamos dispuestos a aceptar.

En que no sabemos de dónde salen, por dónde salen, por qué salen. Y sin embargo, tenemos soluciones, porque ya sabemos (nos lo han repetido tantas veces) que Guatemala es un país sobrediagnosticado. Que ya no hay que pensar. Sólo hacer algo.

En que para aliviarnos decimos “padres malos, coyotes malos, malo México, malo Estados Unidos, malo el tren que los lleva”. Y ya estamos haciendo algo.

En que la Fiscal General encuentra la solución perfecta a corto plazo y dice que como se tope con uno de esos progenitores sin corazón le va a dar unos buenos azotes.

En que vienen los representantes de Estados Unidos a pedir que a quien se les dé sus buenos azotes sea a los coyotes malos y se blinden las fronteras.

En que, en medio de todo esto, los promotores de la Ley de inversión y empleo descubren –¡eureka!– que la crisis de los niños puede servirles para avanzar su agenda y anuncian que la cosa, a medio plazo, se arregla exonerando de impuestos a las maquilas azúcar melaza crianza y sacrificio de animales bovinos porcinos caprinos ovinos y aviares que crearán –oh, sí, debe creernos, nosotros sabemos y no necesitamos probar nada– 100,000 (dicen primero), 200,000 (dicen un poco más tarde), 300,000 (dicen después), 500,000 (elevan cuando las instituciones menos esperadas empiezan a señalarles que lo que proponen no tiene sentido: el FMI, las evaluadoras de riesgo, la Cámara de Comercio, Banguat, no digamos el Icefi, hasta los libertarios están indignados) empleos. Las cifras como generador de susto. El miedo como emoción política.

En que sabemos que el ministro que promueve exonerar a las maquilas es maquilero.

En que sabemos que el comisionado para la competitividad, que promueve exonerar a maquilas, las representa legalmente.

En que sabemos que Sandra Torres, que habla de la ley como de la cura para el cáncer, es maquilera.

(Ejemplaridad pública, la idea sobre el que el filósofo Javier Gomá ha construido su obra: “Por un lado, ejemplaridad sugiere ese plus de responsabilidad moral extra-jurídica, exigible a todos pero en especial a quienes se desempeñan en cargos financiados por el presupuesto público. Por otro, la ejemplaridad no admite una parcelación en la biografía entre los planos de lo privado o lo público —artificio válido en Derecho, no en la realidad— porque denota aquello que Cicerón denominó “uniformidad de vida”, una rectitud genérica que involucra todas las esferas de la personalidad.”)

En que sabemos que las exenciones no son uno de los factores más relevantes para atraer inversión, que a las empresas estadounidenses ni siquiera les afecta, como explica Reny Bake, y que los empresarios nacionales (azúcar melaza bovino porcino caprino ovino y aviar; y maquila) con empresas grandes serían los más beneficiados.

En que sabemos que hay quienes juegan con las cartas marcadas.

En que sabemos que las empresas grandes no sólo no son las más importantes para tener un tejido económico sólido y duradero, sino que ni siquiera son las que contratan a más personal. Los son las micro, pequeñas y medianas empresas, fundamentales para la economía, a las que nunca se hace lo suficiente por promocionar. Compare y compruebe.

 

En que un estudio del Ministerio de Economía hablaba, en realidad, de alrededor de 55,000 empleos directos y 25 mil indirectos en 2008 (en Guatemala, Sacatepéquez, Escuintla y Chimaltenango).

En que ni siquiera sabemos, a ciencia cierta, de dónde se van los que se van (¿de Guatemala, Sacatepéquez, Escuintla y Chimaltenango? ¿O nos meteríamos a fomentar la migración interna?)

En que los verbos crear (empleos) y perder (empleos) se usan como sinónimos aunque signifiquen lo contrario. Lo contrario legalmente, no sólo semánticamente. Porque.

¿Cómo se explica que digan que la ley sólo acogerá a empresas nuevas, porque las viejas lo tienen prohibido, y hablen de perder empleos?

¿Cómo se explica que digan que la ley sólo acogerá a empresas nuevas, porque las viejas lo tienen prohibido, y al mismo tiempo defiendan que esta ley hará que las empresas que ya existen no se vayan a Honduras, Nicaragua, El Salvador?

¿Cómo que digan que la ley sólo acogerá a empresas nuevas, porque las viejas lo tienen prohibido, y el ministro y el comisionado reconozcan que será decisión de los consejos de administración si se acogen?

En que todos estos grandes promotores siguen apelando al mito del empresario emprendedor que se hizo a sí mismo.

En que sabemos que reducir la desigualdad es clave para reducir la pobreza.

En que economistas tótem proponen eliminar un impuesto, el ISR, que, imperfecta, leve, casi imperceptiblemente, al menos reduce la regresividad del sistema, o sea, cuando aportan más los que menos tienen. Lo diremos técnicamente, con los datos que hay. El Gini es un indicador que mide la desigualdad. Después de que todo el mundo ha pagado el IVA, el país es más desigual. Después de que todo el mundo paga el ISR, la cosa se equilibra unas milésimas. Aunque esto es bastante reciente. Hasta por lo menos principios de siglo, el ISR desequilibraba aún más la cosa. ¿Por qué? Porque había infinidad de exenciones y de privilegios fiscales. Porque hay subterfugios y trampas y vías legales para no pagar impuestos que sólo los que tienen dinero para abogados y auditores pueden permitirse. ¿Por qué no cambia todo más rápido? En parte, porque las sigue habiendo (Ver: Ley de inversión y empleo). Porque drenan los recursos del Estado tanto como la corrupción.

Ni el Estado ni el mercado laboral son exitosos en incluir a la mayor parte de la ciudadanía, aunque según datos del Informe Estado de la Región 2011, el mercado lo es un poco más. Ni a los padres, ni a los adolescentes, ni a los niños que se van. No porque algo haya cambiado (¿qué ha cambiado se preguntan ahora todos?), sino porque nada cambia o nada cambia lo suficiente.

“Éramos felices aunque fuéramos pobres”, dice un Monty Python, y otro replica:

“¡Éramos felices porque éramos pobres!”.

Es un chiste, pero tan parecido a esa caricatura que a veces pintamos de nosotros mismos: “Los pobres son felices con poco porque no saben que necesitan más”.

Pero cómo no va a ser lógico que se vayan en estas semanas en que la vicepresidenta Roxana Baldetti nos advierte que es más barato viajar a Estados Unidos o a Europa que ir a Petén, al menos en temporada baja.

Busca siempre el lado amable de la vida.

Always Look on the Bright Side of Life by Monty Python on Grooveshark

What have you got to lose?
You know, you come from nothing
– you’re going back to nothing.
What have you lost? Nothing

Always look on the right side of life…

Nothing will come from nothing, ya know what they say?
Cheer up ya, old bugga, c’mon, give us a grin!
There ya go, see?

The Life of Brian
Monty Python

scroll to top